Internet de la cosas

IoT, Internet of things o Internet de la cosas es uno de estos avances tecnológicos al que se le pueden dar multitud de aplicaciones en nuestra vida cotidiana y que viene asociado a otras terminologías de moda como Smart City, Smart Home, Big Data, etc...

Todo tiene relación porque el progreso de los procesadores, con una tecnología cada vez mas reducida en nanometros, nos proporciona unas prestaciones computacionales cada vez mas eficientes, al margen del límite físico atómico al que cada vez vemos mas cerca. Esa carrera a la reducción en los transistores hace que actualmente cada vez sea mas complicado sacarle provecho a los recursos empleados respecto a los beneficios obtenidos ya que los conductores por donde van los electrones siguen siendo igual y por tanto nos enfrentamos al problema de la disipación de energía mayor cuanto mayor es la frecuencia de trabajo. Pero aún así, ahí siguen las empresas de semiconductores en su carrera a la reducción aunque solo sea por el marketing y no quedarse atrás. Las nuevas tecnologías en almacenamiento de memoria junto a la mayor velocidad en la transmisión de información hace el caldo de cultivo perfecto para esa nueva ola de aplicaciones que mencionaba al principio.
No es mala idea que usando una herramienta tan difundida como internet, les dejemos a las máquinas que la usen y se comuniquen por ella sin intervención del ser humano. Un ejemplo muy simple de IoT sería una simple bombilla de color que se enciende cuando recibes un whatsap de una persona concreta y una aplicación mas compleja sería que las maquinas de un hospital se comunicaran para que un escáner le diga a la máquina de poner suero y otros líquidos vitales cuanto tiene que aumentar o disminuir la dosis en función del algoritmo programado. Asusta un poco ¿verdad?

En el ultimo año, el mercado de los sensores ha aumentado considerablemente y lo seguirá haciendo puesto que esto ya es imparable. Acabaremos con sensores en nuestra ropa, nuestra casa, en nuestro cuerpo para estar monitorizados en tiempo real y todo ello ahí, en el Cloud, la Nube.
Parece que la ciencia y tecnología nos acerca a la religión con estos temas. Algún día todos nuestros datos vitales, incluso sentimientos (que también lo son), estarán ahí arriba, en esa gran Nube que lo sabe todo. ¿Quien gestionará toda esa información? Lo mas seguro es que ahí tampoco haya ningún ser humano para tomar decisiones sino entidades algorítmicas, aunque no nos lo digan.
http://editorialcirculorojo.com/el-precio-de-la-suerte/